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La planta del kiwi: Todo lo que necesitas saber

  • Zespri Kiwi Green
  • kiwi Zespri SunGold

Hoy en día, a todos nos gusta estar un poco más informados sobre los alimentos que consumimos. Al fin y al cabo, lo que comemos influye mucho en nuestra salud y bienestar. Esta publicación pretende responder a todas las preguntas que puedas tener sobre la planta del kiwi: desde su origen hasta las mejores formas de cultivarlo. Así que, si tienes curiosidad por aprender un poco sobre tu pequeña fruta favorita, ¡no busques más! 

¿De dónde vienen los kiwis?


Si te gustan las historias repletas de emoción y aventura, ¡escucha con atención! Actualmente, los kiwis verdes y amarillos son habituales en las estanterías de los supermercados, pero no siempre ha sido así. La fruta original procede de Extremo Oriente y se cultiva desde hace siglos en la actual China. No llegó a Nueva Zelanda hasta 1904, cuando Isabel Fraser llevó algunas semillas de kiwi que recogió en sus viajes. Ahora, los kiwis Zespri™ Green y Zespri™ SunGold™ no solo se cultivan en Nueva Zelanda, sino también en otros países, como Italia y Francia. 

 

¿Cómo se llama la planta del kiwi?

El kiwi pertenece a la familia de las Actinidiaceae, concretamente al género Actinidia. Según la variedad de kiwi que crezca en la enredadera, la planta se considera una especie diferente y tiene un nombre distinto. La planta del kiwi verde se conoce como Actinidia deliciosa, mientras que el kiwi amarillo se conoce como Actinidia chinensis

 

¿Cuántas variedades de kiwi existen?

Hay 30 especies diferentes que componen el género Actinidia. Por supuesto, las variedades verdes y amarillas son las que más nos gustan. Aprendamos un poco más sobre ellas…

La planta Actinidia deliciosa da frutos verdes con piel peluda y semillas de color púrpura-negro. El fruto de una planta de Actinidia chinensis tiene una pulpa más amarilla y un exterior menos peludo.

 

¿Cómo son las hojas, flores y semillas del kiwi?

Las hojas del kiwi suelen tener forma ovalada o circular y tallos largos. Algunos incluso dicen que las hojas tienen forma de corazón. Si nunca has tocado una hoja de kiwi, te lo estás perdiendo: son grandes, suaves y aterciopeladas. Las hojas jóvenes se reconocen fácilmente porque están recubiertas de pelos rojos. Las hojas más viejas son de color verde más oscuro y no tienen pelos en la superficie. ¿Y qué hay de sus fragantes flores? Las flores del kiwi tienen cinco pétalos cada una: empiezan siendo blancas y se vuelven amarillas con el tiempo. Por último, no podemos olvidar sus características semillas oscuras y comestibles. ¿Te has dado cuenta de que los kiwis verdes tienen más semillas que los amarillos? Si nunca te has fijado, ¡echa un vistazo la próxima vez!

 

¿Cuáles son las mejores condiciones para cultivar kiwis?

Las enredaderas del kiwi son unas grandes trepadoras. Por eso, necesitan mucho espacio para crecer. También requieren un entorno cálido, húmedo, soleado y resguardado. No olvidemos que también necesitan tierra de gran calidad, es decir, que sea muy fértil y tenga un equilibrio justo de acidez.

 

¿Cuál es el mejor clima para cultivar kiwis?

Aunque algunas variedades pueden crecer en climas más fríos, los kiwis Zespri™ Green y Zespri™ SunGold™ necesitan climas más cálidos y soleados, como los de Francia e Italia. Por supuesto, el clima perfecto también se puede encontrar en Nueva Zelanda, el hogar de los kiwis de Zespri™. Nueva Zelanda ofrece las condiciones ideales para el cultivo del kiwi: mucho sol, mucha lluvia, un suelo extremadamente fértil y el punto justo de frío durante el invierno

 

¿Cómo puedo cultivar mi propia planta de kiwi?


Antes de empezar, ten esto en cuenta: sembrar tu propia planta de kiwis requiere paciencia, pero con un poco de tiempo (de 3 a 5 años), podrás cultivar tus propios kiwis. Entonces, ¿Cómo funciona?

 

1. Selecciona las semillas

Compra un paquete de semillas de kiwi en tu vivero favorito. ¡Todos y cada uno de ellos tienen el potencial de convertirse en una nueva planta!

 

2. Prepara las semillas

Lava las semillas con agua y colócalas sobre una toalla de papel húmeda. Mete la toalla en una bolsa de plástico para congelar, busca un espacio cálido para las semillas y déjalas allí durante unos días.

 

3. Revisa las semillas

Comprueba cada día si las semillas han germinado. Si el papel de cocina se seca, humedécelo un poco para mantenerlas hidratadas.

 

4. Planta las semillas

Rompe el papel de cocina en trozos pequeños y coloca un par de ellos en una maceta pequeña con tierra. Repite el mismo proceso con el resto de los trozos de papel de cocina; recomendamos usar al menos diez macetas pequeñas para aumentar las probabilidades de que se produzca la polinización.

 

5. ¡Observa y espera!

Primero verás que empiezan a crecer pequeñas hojas a partir de las semillas germinadas. ¡No olvides darles mucha luz y agua! Cuando crezcan lo suficiente, podrás colocar cada planta en su propia maceta. Quizá quieras añadir un poco de fertilizante comercial para aportarles aún más nutrientes. A continuación, las plantas empezarán a florecer y se polinizarán las unas a las otras. Finalmente, ¡las plantas hembra darán los frutos que estabas esperando!